lunes, 30 de mayo de 2016

IRONMAN LANZAROTE 2016 - Empieza el camino


 Hace ya nueve días, aunque a veces me parece que fue ayer, que logré cruzar la meta de mi primer Ironman. Por fin el objetivo cumplido después de tantos meses y kilómetros de entrenamiento, esfuerzo y sacrificio. Y si duda ha valido la pena. 


Los meses de entrenamiento en números
 Por una vez voy a empezar por el final. Luego haré la descripción por sectores, pero esta vez quiero empezar por lo mas importante. Cuarenta y ocho segundos no son nada, son los segundos que conseguí arañar a las trece horas en el tiempo final. Pero cuarenta y ocho segundos son todo. Son la diferencia entre rendirse y seguir luchando, son la capacidad para soportar el sufrimiento, sobreponerse y pelear, son una lección de tesón y del poder de la mente. A efectos prácticos se puede decir que hice el ironman en trece horas, pero ahí están esos cuarenta y ocho segundos para recordarme un gran día en el que aprendí mucho y compartí muchas emociones con mis amigos. Un día de felicidad, si felicidad a pesar del sufrimiento o precisamente por él. Porque al final todos buscamos ser felices. 

 Y ahora si, vamos a contar lo que sucedió. Primero decir que nos fuimos para la isla unos días antes, lo que nos permitió entrenar varias veces en el circuito de natación, correr por una parte del recorrido de la maratón y hacer algunos km con la cabra. Además de recorrer en coche los 180 km del sector de bici


  El día antes, viernes, dedicamos la mañana a los últimos entrenamientos. Comimos temprano y nos pusimos a preparar las bolsas y las bicis par dejarlo todo en la transición. Hacía mucho tiempo que no resoplaba tanto preparando las cosas de una competición. Paseos para acá y para allá y la constante sensación de que se te olvida algo. Ajustes de última hora, esa rueda que no quiere hincharse a la presión debida... Al fin bajamos a dejarlo todo, hay cola y toca esperar al solecito. Ya pasamos, dejamos las bolsas y colocamos las bicis en el lugar que les corresponde de una transición kilométrica. 
Solo queda cenar temprano y acostarse pronto. Para mi sorpresa estoy muy tranquila y relajada e incluso consigo dormirme bastante pronto.







Sábado 21 de mayo. La mañana empieza pronto, el despertador suena a las 4.30. Por suerte en el bar de los apartamentos se han enrollado y nos dan de desayunar a esas horas. Subir, recoger las cosas de última hora, paso por el baño y para la transición. Es de noche y la luna llena nos acompaña, parece mentira que vayamos a nadar con luz. Colocar los bidones y los geles en la bici y bajarnos a la playa para enfundarnos el neopreno. Un ir y venir constante de triatletas, fotógrafos y acompañantes inunda la arena. Las gradas que han montado están también llenas. Nos mojamos y damos unas brazadas para calentar un poco, es difícil no despistarse con tanta gente. Salimos del agua, nos tomamos un gel y vamos a colocarnos en la salida. Al final mas adelante de lo que pensaba, pero prefiero estar ahí con los "delfines" Borja y Álvaro y compartir juntos los momentos previos. No hay nervios, solo emoción y ganas de empezar. Discursitos de presentación, todo muy yankee y al fin la bocina que marca la salida. 


Foto: Diego Santamaría
NATACIÓN:

 Los pros unos metros por delante y los casi dos mil triatletas de grupos de edad por detrás. Aunque estamos bastante delante tardamos en llegar al agua. Lo que en días anteriores eran aguas cristalinas se vuelven turbias y llenas de burbujas de tanto braceo y tanta patada. Mi intención era abrirme un poco para poder  nadar mas tranquila. Pero no sé como termino en medio de un gran grupo que va bastante cerca de las boyas. Lo bueno es que casi no necesito sacar la cabeza para mirar. Las veces que lo hago tampoco logro ver mucho mas que brazos. Lo malo es que los golpes se multiplican, algunos parece que quieran inventar un nuevo deporte de contacto. No me corto, a la que noto manos que me agarran suelto una patada. Las boyas de giro las dejamos muy cerca y de nuevo hay que ponerse en modo defensivo. Se ven muchos barcos y canoas en los laterales y se escuchan muchos silbatos, si no fuera porque estoy en plena zona centro me pensaría que es por mi. Los metros van pasando y llego a la orilla para completar la primera vuelta en algo mas de 36'. Ahora resulta que los que tanta prisa tenían en el agua van de paseo en este tramo de giro, me toca abrirme paso para llegar un poco antes al inicio de la segunda vuelta. Y de nuevo mas de lo mismo pero con algo menos de aglomeración. Un par de veces me pongo de bolso la linea de boyas pequeñas hasta que consigo separarme un poco e incluso encuentro algún hueco. Voy mas lenta pero mas tranquila. Al fin salimos del agua, no se me ha hecho especialmente largo. Los entrenamientos funcionan y lo mismo algún día hasta consigo nadar decentemente. Mirada al crono que han puesto en la playa y marca 1h18', muy contenta me voy hacia la carpa para la transición.

 Y empieza otra pelea, coges la bolsa y te metes en la carpa. La gente tranquilamente de tertulia, parados en mitad de los pasillos. La carpa de mujeres ni la veo, eso está lleno de tíos, aunque a mi me da lo mismo ya que he nadado con el dos piezas. Se supone que hay voluntarios para darte crema, y los hay pero tremendamente atareados. A duras penas consigo un sitio en el suelo con la moqueta empapada y llena de arena para poder terminar de quitarme el neopreno, ponerme el dorsal y coger el casco y el cuenta de la bici. La bolsa se les entrega a los voluntarios a la salida de la carpa y aquí me llevo otro empujón de un guiri con prisas que me tira el cuenta al suelo.


Es importante tener referencias si quieres encontrar tu bici.
Foto: Diego Santamaría

 "Solo" queda subir la rampa, ponerme el casco y correr hacia la bici. Al final casi se me van siete minutos con todas las peripecias de la transición








  BICI:

 Ahora empieza lo bueno, el viento ha estado soplando fuerte desde primera hora y ha llegado el momento de compartir con él los 180 km. El inicio fácil por el paseo y un primer tramo pestoso por la cantidad de gente, el viento y los coches que pasan bastante cerca. Ya hay algunos que te adelantan como si estuvieran en el sprint de meta. Algunas ráfagas cruzadas me recuerdan la rueda de perfil 38 que tengo en casa. Temo haberme equivocado en la elección del material, pero ya no tiene arreglo. Primer giro de noventa grados, primera vez que nos da el viento de cara y nos quedamos clavados. Esto va a ser así y hay que adaptarse. Con tranquilidad y haciéndome a las condiciones me voy sintiendo cada vez mas cómoda, no hay que despistarse pero con cabeza van transcurriendo los kilómetros. Tramo rápido hasta El Golfo, las salinas de Janubio y los hervideros, son un entorno maravilloso para rodar. Miro a mi alrededor y se me escapa una sonrisa. En esta parte no me cebo, paso a algunos y muchos me pasan pero hay que rodar con cabeza. Aun queda mucho. Vamos hacia Timanfaya, el demonio nos da la bienvenida a su territorio. Subida tendida con viento de cara, si aquí estamos así no quiero ni pensar lo que será en los miradores.




 Así que sin pensar, acoplada y con cadencia sigo avanzando. Está claro que en este ironman hay que pertenecer a la cofradía del plato pequeño y la santa cadencia.
 Todo lo que sube, baja. Y eso nos pasa a nosotros.
Tremenda alegría al ver a los amigos
Foto: Patricia Martín

  Empieza un tramo muy disfrutón a pesar del viento. Predomina la bajada y por fin la media se alegra un poco y los kilómetros caen con algo mas de rapidez. Muy emocionante el paso por Mancha Blanca con todo el pueblo animando. Y buena bajada hasta La Santa donde giramos dirección a Famara. Por un momento parece que el viento ha parado, lástima que pille en subida pero aún así se agradece. Ya solo pienso en llegar a Teguise donde está nuestro grupo de animadoras, estoy deseando verlas y que me cuenten como van mis compañeros. Mirando al cielo parece que se cubre, por un momento me temo que nos llueva en los miradores. Parecía que no iba a llegar nunca, pero al fin veo Teguise. En la rotonda de la entrada un montón de gente animándonos a todos como si fuéramos de su familia. Empiezo a cruzar el pueblo buscando con la mirada. Llego a una calle en cuesta, vamos de uno en uno pedaleando de pie con la gente haciéndonos pasillo y gritando. Veo la bandera de TriSport y ahí están, suelto un grito. Al llegar a su lado Patri y Loreto se ponen a correr a mi lado, los pelos de punta y un tremendo subidón. Pregunto a Patri y me dice que por delante van bien, yo también voy bien y ahora mismo soy capaz de subir lo que me pongan por delante. 
 Empieza lo duro, la subida a los miradores. Primero el de Haría, aquí las rampas no son tan duras y hago una gran parte acoplada. Al ganar altura ves los molinos de energía eólica en su incesante girar. A pesar de ello no sopla tan fuerte como me temía y el sol asoma entre las nubes, al final hasta tendremos suerte. Al coronar punto de avituallamiento especial, podías dejar una bolsa con lo que quisieras para que la trajeran a este punto. Como no he dejado nada sigo hacia la bajada. Otro de los puntos calientes del recorrido, bajada de bastante inclinación y con unas cuantas curvas muy cerradas. No arriesgo nada, bajo con tranquilidad. Algunos me adelantan pero tampoco demasiados, la mayoría son los que llevan bicis de ruta. Terminando la bajada un remolino de viento me pega un susto, pero todo queda en eso. Paso por el pueblo de Haría con otra subida estrecha y empinada que termina en otra bajada que hay que tomar con cuidado. Empieza la subida al mirador del Río, el mas duro. Subida en dos tramos, uno inicial mas tendido, una pequeña bajada y giro a la izquierda para tomar una carretera estrecha donde encontraremos las rampas mas duras y los paisajes mas bellos, disfrutando de la vista de la isla de La Graciosa.


  
 Corono el mirador, giro a la derecha y ahora es cuando empieza la carrera. Me llena una gran satisfacción, he terminado la parte mas dura y "solo" quedan 60 km., los mas favorables. Bajada rápida y con el viento a favor, algunos se tiran a tumba abierta. Yo prefiero ir rápido pero sin pasarme, hay algunos giros que prefiero controlar bien y también quiero dar un respiro a las piernas. Es este el momento en que me vengo arriba, he ido tomando geles todo el camino, uno cada 45' pero pienso que por llegar aquí me merezco un premio y me voy a tomar un trozo de barrita. Espero a que el desnivel sea mas suave para sacarla y pegarle un bocado, me sabe tan rica que en lugar de guardarla me la como entera. No parece que me siente mal, pero me deja muy llena y ya no me tomaría los geles tal como los llevaba pautados y me temo que eso me pasó factura en la maratón. otra lección aprendida.
 Vamos dirección a Tahiche, tramo rodador en el que aprieto para mejorar la media, es ahora cuando se puede hacer algún exceso mas. Voy bien aunque empiezo a no encontrarme cómoda en el sillín. Se que queda el tramo de Nazaret que sin ser una subida dura ya nos pilla muy cansados, es la tachuela que espero no se me atragante.  Pero se atraganta, ya lo creo que se atraganta.


 Nada mas girar a la derecha de nuevo el viento de cara te deja clavado. otra vez a meter el plato pequeño cuando ya pensaba que podía olvidarlo. Y cuando al fin terminas de subir, un largo tramo de asfalto muy, muy roto. La bici va a saltos, la carretera sembrada de bidones y alimentos caídos. Quiero beber, pero si suelto las manos me la pego o el bidón se cae. El cuello y los hombros que ya me dolían de sujetar el acople con firmeza empiezan a torturarme. Parece que este tramo no termina nunca. Estos últimos kilómetros van a terminar siendo los mas largos. Al fin salimos dirección a la Gería, en el coche este tramo no se me había hecho tan largo, pero ahora con el dolor de cuello y sin saber ya como sentarme parece eterno. Pero todo tiene un fin y el sector de bici se acerca al suyo, voy a agradecer el bajarme a correr. Otra vez la media ha bajado, aquí ya voy intentando entrar en transición sin rebasar las siete horas. Por suerte hay un recorrido por carretera estrecha, rápida y con viento a favor que me ayuda a recuperar algo de lo perdido. Salida a la carretera principal y nuevo vendaval en contra al que esta vez se suman los rebufos de los coches y camiones que circulan por el carril contrario. Últimos sustos con el viento y ya por fin entre casas enfilo el paseo marítimo que me llevará a la transición. Llegando veo a Álvaro que ya está corriendo y que me grita que me espera. Estamos cerquita y se le ve con buena cara, que ganas de cruzarme por fin con mis compañeros. He conseguido hacer la bici en 6h57', acaricio la posibilidad de terminar en 12h30', algo impensable a priori.

  Segunda transición, esta vez la bici se la dejas a un voluntario que la coloca mientras tu te vas a buscar la bolsa y a otra carpa. Esta vez me quedo en la entrada y ni me molesto en buscar voluntarios con crema, seguro que ya me he achicharrado. Me pongo los calcetines, las zapas, las gafas, cambio de dorsal, me ajusto la visera y a correr. De salida ánimos de Patri, me encuentro bastante bien para todo lo que llevo encima y el cambio de postura parece que lo agradecen mi cuello y culo.

CARRERA:

 El Garmin me canta el primer kilómetro a 4'55, eso es muy rápido así que bajo el ritmo. En los avituallamientos cojo agua y camino un poco en lo que bebo. 
Empezando la maratón
Foto: Patricia Martín
 


 Daremos tres vueltas. La primera vuelta es la que mas lejos nos lleva para completar la media maratón. Llegando al punto de giro de las vueltas cortas me cruzo con Borja, va fuerte y con buena cara. Yo también me noto bien y en un ritmo algo mas llevadero, aunque no quiero relajarme mucho, me gustaría hacer una buena carrera. Llego al tramo del aeropuerto, hace calor y el viento nos da fuerte de lado. He cogido unas esponjas mojadas y las llevo puestas en los hombros, el agua fría me calma el dolor del cuello y los hombros que empieza a castigarme de nuevo. Pasan los kilómetros, pero el giro se hace de rogar, miro para delante y solo veo gente que continua a pesar de que falta poco para el kilómetro 10. Al fin me cruzo con Álvaro, también lleva buena cara y nos animamos. Dice que me queda poco, pero se que aún falta ya que no veo a gente girar. Este tramo se me empieza a hacer largo. Al fin llego al giro que está en el km 11, para haberlo sabido. Vuelta hacia la salida, mucho calor aunque la gente de las terrazas nos anima y eso siempre ayuda. Reconozco que esto se empieza a hacer largo, los ritmos van siendo algo mas lentos pero parece que lo llevo controlado. En distintos momentos me cruzo con Víctor y Ángel van bien y sonrientes. Me voy abriendo la cremallera del top, lo llevo empapado del agua que me tiro encima. Llegando a la zona de meta veo a Borja, me sorprende, será que ya va para meta porque viendo el tiempo total está en lo que calculaba. Cuando me pongo a su lado me dice que ha reventado y que siga ami ritmo que el ha estado andando mucho. Continuo al giro y me dan la primera pulsera, la azul. Ya hay mucha gente andando por todo el recorrido. Empiezo el camino de la primera vuelta corta, ufff, me parece que está muy lejos. Por suerte me alcanza Borja y tiramos juntos un rato, charlando se hace mas llevadero. Pero se tiene que parar a desaguar, me dice que siga, que luego me alcanza pero ya no volvemos a coincidir. Poco a poco los tramos de andar en los avituallamientos se van haciendo mas largos. Se agradece parar, pero empezar a correr de nuevo cuesta, me duelen las caderas y los tobillos pero sobre todo el cuello. Vuelvo a cruzarme con Álvaro que sigue con muy buena cara, o eso me parece, incluso me ha ganado algunos metros. 


A por la última vuelta
Foto: Patricia Martín
  Al fin llega el giro, cuando me den la siguiente pulsera ya solo quedará una vuelta. El tiempo sube, pero haciendo cuentas aún puedo ir por debajo de las 13 horas. Hay que aguantar, si es que esto es una maratón, no puedo pretender ir tan fresca. Y en este momento mi Garmin se queda sin batería y se apaga. Bueno, así no me presiono tanto con el tiempo pienso, mejor, Pero no, poco a poco el tiempo se me escapa y lo que es peor se me empieza a atragantar la maratón. Camino del giro de meta vuelvo a ver a Ángel, ni me ve ni me oye, otro que está pasando su crisis. Recojo la pulsera roja, solo queda una vuelta pero parece que se va a hacer muy larga. Sigo al trote gorrinero, ya no sé que tomar en los avituallamientos, he notado algunas molestias estomacales creo que por exceso de agua pero por suerte parece que han pasado. Vuelvo a ver a Borja que va con Víctor, el uno hacia meta y el otro a por la segunda pulsera. Al llegar al avituallamiento de playa Honda me decido por la Coca-cola y ando, ando mucho por un momento me temo que no voy a volver a correr. Pero una mujer en la acera empieza a animarme, me pregunta como estoy, "deseando terminar" le digo. Me cuenta que le damos mucha envidia sana y que tengo que correr, que trote, que no me queda nada, que claro que puedo. Es el momento, esa mujer se merece un esfuerzo y empiezo a trotar. Mientras me alejo me grita " así , así ve trotando". Unos metros mas adelante me cruzo con Álvaro que  va andando, dice que si aprieto le cojo, pero ya le digo que no, que he empezado a trotar justo ahí, que voy como él. Llego al giro y el marcador de tiempo pone 12h22', hago un cálculo rápido y si no dejo de trotar es posible aún el sub 13 horas, muy justo pero posible. La clave está en no dejar de trotar, voy muy justa pero creo que es posible. Vuelvo a pasar junto a mi animadora anónima que me grita  "ves como si podías, muy bien". Le hago un gesto con el dedo y no dejo de trotar, me duelen los tobillos y el cuello pero parece que lo peor ha pasado y me he rehecho un poco. Lo cierto es que en ningún momento he dudado de que cruzaría la meta, en ningún momento he pensado eso de ¿que hago yo aquí?, pero si que he sufrido y me había resignado a terminar andando. Pero donde menos te lo esperas algo te hace reaccionar. A esa mujer le debo mi tiempo final, le debo esos 48" y la gran lección del ironman. 


Al fin en recta de meta
Foto: Patricia Martín

 La clave está en no parar, de momento en el avituallamiento de playa Honda no paro ni cojo nada y sigo. El sol ya está muy bajo y ahora se nota frío, hay que bajarse el top e ir cerrando la cremallera. Sigo trotando, despacito pero sin parar. Me cruzo con Eva Valero, ella también va andando y al vernos y animarnos me felicita. Sigo trotando ya me se lo que viene, último paso por avituallamiento de nuevo sin parar. Ya solo pienso en la recta de meta. Última subidita y bajada tendida, últimos metros y la voluntaria me deja el paso franco al pasillo de meta vallado. Me cierro la cremallera y me quito las gafas para disfrutar del momento. Borja y Patri animando desde el costado, chocamos las manos y hasta puedo hacer una pequeña aceleración para cruzar la meta. Brazos en alto para celebrarlo, en ese instante da igual el tiempo, lo que importa es que he podido llegar corriendo.



 Me cuelgan la medalla, me felicita Kenneth Gasque como a todos los finishers, y una mujer de Ironman me hace una foto. Entonces, saliendo de la zona de meta miro hacia atrás y veo que el crono aún no ha llegado a las 13 horas, al final lo conseguí. 

 Una vez que paras notas todos los músculos, deambulas por la transición en busca de tu clasificación, el polo y la pulsera de finisher, algo de beber y lo único frío es agua. La bici la recogen los de la empresa de transporte, solo me tengo que preocupar de coger la bolsas y eso es en la playa. En la carpa están los fisios, daría algo por un masaje en el cuello pero hay demasiada gente. Cojo las bolsas y voy hacia la salida, casi al final está la comida. Hay gente poniéndose las botas, pero yo busco fruta cosa que no hay. No quiero paella, ni helados, ni bocadillos, ni cerveza que dicen que está caliente. Me gustaría algo de fruta fresca pero me conformo con un botellín de agua. En el apartamento una buena ducha me hace resucitar y me zampo unas cuantas piezas de fruta que tenía en la nevera. Con eso me siento casi como nueva. 





 Como conclusión, que ya me he enrollado bastante. Muy satisfecha con mi primer ironman, uno de los mas duros pero muy gratificante. Pese a lo sufrido puedo decir que afrontándolo con el debido entrenamiento no es algo inhumado, es duro pero se puede hacer. Físicamente estoy muy sorprendida con como lo ha asimilado mi cuerpo, pensé que no sería capaz de andar y sin embargo salvo algunas molestias me he encontrado muy bien el día después. Tanto que a día de hoy ya estoy de nuevo entrenando con vistas al half de Toledo del 19 de junio.

 De la carrera decir que es preciosa, con toda la isla volcada y un montón de voluntarios animando y ayudando. Del drafting mejor no hablar, yo fui a lo mío y sin calentarme la cabeza. Y de la franquicia decir que lo venden muy bien y tienen muchos actos paralelos en los que nosotros no participamos. Para lo demás he participado en triatlones que no tienen nada que envidiarles. 

 Al que haya sido capaz de leer hasta aquí mi mas profundo agradecimiento. No quería extenderme mucho y me he dejado cosas en el tintero pero una competición tan larga da para mucho. Eso si, esta solo ha sido la primera ;)


Los Ironman de TriSport Getafe

4 comentarios:

  1. No podía ser de otra manera...La crónica que has hecho te transporta a un hombro de tu neopreno, al manillar de tu cabra y a alguna parte oculta de tus zapatillas. Seguramente ha sido uno de los días más felices de tu vida y nunca lo podrás olvidar. ENHORABUENA CAMPEONA !!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Fer. Todos ibais conmigo en cada kilómetro.

      Eliminar
  2. MI MAS SINCERA ENHORABUENA, TODO ESFUERZO Y SACRIFICIO TIENE SU RECOMPENSA Y TU LA HAS TENIDO, UN FUERTE ABRAZO ¡¡¡

    ResponderEliminar