Hace ya nueve días, aunque a veces me parece que fue ayer, que logré cruzar la meta de mi primer Ironman. Por fin el objetivo cumplido después de tantos meses y kilómetros de entrenamiento, esfuerzo y sacrificio. Y si duda ha valido la pena.
Los meses de entrenamiento en números |
Y ahora si, vamos a contar lo que sucedió. Primero decir que nos fuimos para la isla unos días antes, lo que nos permitió entrenar varias veces en el circuito de natación, correr por una parte del recorrido de la maratón y hacer algunos km con la cabra. Además de recorrer en coche los 180 km del sector de bici
El día antes, viernes, dedicamos la mañana a los últimos entrenamientos. Comimos temprano y nos pusimos a preparar las bolsas y las bicis par dejarlo todo en la transición. Hacía mucho tiempo que no resoplaba tanto preparando las cosas de una competición. Paseos para acá y para allá y la constante sensación de que se te olvida algo. Ajustes de última hora, esa rueda que no quiere hincharse a la presión debida... Al fin bajamos a dejarlo todo, hay cola y toca esperar al solecito. Ya pasamos, dejamos las bolsas y colocamos las bicis en el lugar que les corresponde de una transición kilométrica.
Solo queda cenar temprano y acostarse pronto. Para mi sorpresa estoy muy tranquila y relajada e incluso consigo dormirme bastante pronto.